DIARIO.COM.MX
Aquiles Serdán— La mina “La Descubridora”, abandonada hace casi medio siglo luego de que murieron sepultados 73 trabajadores durante un derrumbe en 1896, guarda exóticas formaciones entre estalactitas, turquesas, cuarzos y otras piedras preciosas.
Todo el interior de este lugar que dio origen a la creación de la ciudad de Chihuahua, es hoy un tesoro natural, de colores y texturas impresionantes.
Gracias a que la entrada es muy pequeña y para ingresar es necesario entrar “pecho tierra” y en algunas zonas hacer rappel, se ha conservado la belleza que guarda en la oscuridad y humedad, condiciones que han permitido la formación de rocas tan especiales, que sólo expertos conocen de qué tipo son.
Cuenta la historia que en 1707 esta mina fue descubierta por Juan de Dios Barba y Cristóbal Luján; era un gran yacimiento de plata. Con el tiempo pasó a manos de Antonio Deza y Ulloa, y posteriormente de Pedro R. Prieto, en 1896, cuando sufrió el fatal derrumbe.
Lo más común es encontrar estalactitas, cuarzos y turquesas, pero también hay otras que con la luz brillan como pequeños focos o estrellas en medio de la oscuridad; hay otras blancas de textura rugosa, unas más rojas, otras de grandes picos grises.
Óscar Pasillas, cronista de este municipio, comenta que aquí está lleno de minas abandonadas, pues hay registro de alrededor de 300 denuncios mineros, y pese a que no son minas seguras, muchas familias todavía viven no del mineral, pero sí de las piedras preciosas que extraen.
Los “gambusinos” de hoy no temen ingresar a la mina, expresó Pasillas.
Algunos lugares se conservan en buen estado, con escaleras viejas de madera, parte de lo que fue el ferrocarril interior, y hasta una mesa grande donde comían los trabajadores, pero la mayor parte de esta mina es de alto riesgo, tan sólo para descender al segundo nivel hay que bajar en rappel unos 20 metros, en medio de la total oscuridad, por lo que es estrictamente necesario contar con equipo especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario