Chihuahua, Chihuahua.- La Fiscalía General del Estado abrió una investigación contra el secretario de Seguridad Pública de Juárez, teniente coronel Julián Leyzaola Pérez y sus elementos involucrados en la detención de dos ex agentes de la Policía Federal acusados de secuestro, por abuso de autoridad, uso ilegal de la fuerza pública y delitos en el ámbito de la procuración de justicia.
Los elementos de la Policía Municipal de Juárez fueron acusados por el Ministerio Público Estatal de fabricar pruebas en contra de los ex agentes federales Alberto Rosas y Adrián Hernández Escobedo, a quienes acusaron de secuestro, cuando estaban en compañía de una mujer, que no resultó víctima de plagio, sino acusada de robo por parte de una empresaria.
Sin embargo, de acuerdo con las acusaciones que formula la Fiscalía Estatal, los agentes policiacos municipales hicieron a la mujer declararse víctima de secuestro y torturaron a Rosas y Hernández, quienes habían sido dados de baja de la Policía Federal, para que aceptaran los cargos, lo que nunca hicieron.
"Vi cuando entró el secretario de Seguridad Pública de apellido Leyzaola, llega y golpea a Rosas primero y le dice que no voltee a verlo, de ahí se pasa con Adrián y hace lo mismo, pero a mí me dice voltéame a ver, hace la indicación de que enciendan la luz y me pregunta: ¿sabes quién soy? Contestándole yo que sí y estando yo hincada en el piso recibo una bofetada y me avienta la cabeza contra la pared, y se suelta riendo", dijo la acusada de secuestro, quien terminó por ser víctima de robo de sus propiedades y dueña del hotel.
La acusación contra los elementos de Seguridad Pública Municipal inició cuando fueron consignados los dos ex agentes federales, el pasado 3 de noviembre, a quienes deslindó la supuesta víctima del secuestro, delito que nunca se cometió, debido a que la mujer aceptó ante la dueña de la casa en la que trabajaba que había estado robando objetos de alto valor, hasta por cinco millones de pesos, para empeñarlos, razón por la cual la afectada trató de obligarla a reponer la mayor parte de lo robado, recuperando boletas de empeño y accesorios que habían sido empeñados.
La supuesta víctima de secuestro dijo que había declarado haber sido plagiada por instrucciones de los agentes de la Policía Municipal, quienes además hicieron firmar en blanco al encargado del hotel donde se encontraba la mujer, para aseverar que se trataba de un plagio.
DE SECUESTRADA A LADRONA
María Elena Pedroza Olivas, la mujer que se presentó como víctima de secuestro, laboraba como empleada en el domicilio particular de la señora Claudia Ivonne García Montaño, propietaria del hotel Puerta del Sol, a quien confesó haberla estado robando de un año a la fecha, para empeñar los productos del hurto y obtener dinero para su familia.
Lo último que robó fue un reloj Cartier de diamantes, por 28 mil pesos, artículo que tiene un costo en el mercado de unos 15 mil dólares.
Según las investigaciones realizadas por la Fiscalía Estatal, cuando María Elena confesó los robos y posteriores empeños, García Montaño le pidió que la acompañara a la casa de empeño donde había dejado las mercancías, principalmente joyas, siendo acompañadas por Alberto Rosas y Adrián Hernández, quienes fueron dados de baja en septiembre por la Policía Federal, pero aún se hospedaban en el hotel propiedad de la mujer afectada por el robo.
Juntos acudieron a la casa de empeño donde se encontraban las joyas, manifestándoles que en otros negocios más había hecho lo mismo, por lo cual los ahora imputados le respondieron que, según los cálculos de la dueña de los productos robados, el monto ascendía a cinco millones de pesos, así que debería juntarlos si no quería terminar en prisión.
María Elena fue llevada al hotel propiedad de Claudia, donde se quedó en una habitación en lo que su esposo y familia, a quien pudo notificar de lo ocurrido, recuperaran ese monto o los artículos robados.
"Realizaron llamadas a su esposo y le comentaron lo que estaba sucediendo, pidiéndole que vendiera los bienes que tuviera para pagar la deuda, refiere que la tuvieron sola en la habitación pero que en otro cuarto estaban cuidándola las dos personas de sexo masculino los cuales le refirieron que al día siguiente acudirían a las casas de empeño restantes para que sacara los objetos empeñados; para el día siguiente ella seguía comunicándose con su esposo vía telefónica, así como con su familia, realizaron algunos retiros de joyas de las casas de empeño y por la tarde de nuevo la llevaron al hotel, fue cuando pudo comunicarse de nuevo con su familia y les indicó el lugar en el que la tenían", según lo que se asienta en las declaraciones presentadas a la Policía Municipal de Juárez, que presumiblemente fueron obtenidas bajo tortura.
Antonio Estrada Estrada, esposo de María Elena, al ser requerido por la Policía Municipal relató que dio parte a la autoridad preventiva del secuestro de su esposa, ya que ella le había llamado a la familia y les había comentado que la tenían en el hotel Puerta del Sol, refiriendo que recibió llamadas donde amenazaban con privarla de la vida.
Inclusive lo visitaron en su domicilio de dos personas de sexo masculino, presumiblemente los mismos ex agentes federales, quienes le dijeron que querían cinco millones de pesos a cambio de la libertad de su esposa, por lo cual denunció los hechos a los elementos preventivos y fue como rescataron a su esposa en el hotel en mención, de acuerdo con la relatoría asentada por los agentes municipales.
Por esos hechos, la Policía Municipal puso formalmente a los detenidos a disposición del agente del Ministerio Publico acompañándolos de las respectivas actas y partes informativos de los hechos, en los que se menciona que el 3 de noviembre se encontraban haciendo sus recorridos cuando una persona de nombre Antonio Estrada Estrada los interceptó y les dijo que tenían a su esposa secuestrada.
Según la Policía Municipal, el encargado del hotel accedió a que los preventivos revisaran las habitaciones por esa denuncia de secuestro, por lo cual al llegar a la marcada con el número 112, él abrió la puerta y en el interior tuvieron a la vista "a la víctima de sexo femenino, la cual les mencionó que la tenían privada de su libertad desde hacía ya dos días y les describió a la personas que la habían secuestrado ya que los conocía por nombres, por lo que siguieron con la búsqueda de los probables responsables y es cuando se percatan que un automóvil ingresa al hotel y descendieron dos personas de sexo masculino y una de sexo femenino, reconociéndolos la víctima inmediatamente como las personas que la tenían secuestrada, por lo que se les realizó una revisión, identificándose los varones como agentes activos de la Policía Federal, por lo que se aseguraron sus identificaciones y pertenencias de la víctima rescatada, informándoles que quedaban formalmente detenidos por el delito de secuestro".
LAS CONTRADICCIONES
La versión de la Policía Municipal, compuesta de las declaraciones de los involucrados y la relatoría que hicieron los agentes, es opuesta a la que construyó la Policía Ministerial Investigadora a partir de las entrevistas y elementos de prueba con las mismas personas.
"El encargado en turno del hotel refiere en lo medular que el día dos de noviembre vio en el hotel a su compañera de trabajo de nombre Mary Pedroza (María Elena, la supuesta víctima), que estuvo platicando con él en la recepción, que la volvió a ver hasta el día siguiente que los municipales la metieron al hotel, es decir, que él nunca vio que la sacaran de una de las habitaciones", según lo que asienta el Ministerio Público.
"Refiere que él se encontraba en su lugar de trabajo cuando llegaron agentes de la Policía Municipal y le mencionaron que había una persona secuestrada dentro de una habitación y le pidieron que abriera las habitaciones y refiere que al estar abriendo la número 116, los agentes se fueron a la 112 y 113, que vio cuando tocan la puerta y la persona que estaba en el interior les abrió, que él no se percató de quién estaba en la habitación y fue hasta que llegó a la recepción del hotel que los agentes preventivos ingresaron a María Pedroza para que identificara a una personas", agrega.
Fue cuando se percató que ya tenían detenidos a dos hombres que tienen hospedados ahí tres meses y que tienen por nombres Alberto Rosas y Adrián Hernández. Asimismo que vio que tenían detenida a su patrona y dueña del hotel de nombre Claudia Ivonne García, y fue testigo cuando los agentes golpeaban a los detenidos e hicieron destrozos en el interior del establecimiento, llevándose mercancía de la recepción y el dinero que había en la caja.
En su declaración, afirma que tiempo después regresaron los agentes de la Policía Municipal y le pidieron que firmara dos hojas en blanco a lo cual se negó, amenazándolo con llevárselo detenido y es como accedió a firmar las hojas. Cuando el agente del Ministerio Público le presenta el acta de la entrevista de la Policía Municipal en la que aparecen sus datos generales, manifiesta el declarante que reconoce su firma pero no así el contenido de la misma ya que él no declaró lo que en ella se encuentra.
"El día siete de noviembre se escuchó en declaración en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado a los ciudadanos de nombres María Elena Pedroza y Antonio Estrada, su esposo, a quienes se les hizo saber las penas previstas para quienes declaran falsamente ante la autoridad, porque en sus declaraciones primarias se encontraron inconsistencias", establece un reporte de la FGE sobre la investigación.
La señora María Elena Pedroza Olivas declaró que ella nunca se encontró privada de la libertad, que ella se encontraba voluntariamente en el hotel de la señora Claudia porque lo que quería era solucionar el problema y se encontraba apenada por haberle robado las joyas.
Agregó que fue ella quien abrió la puerta a los policías municipales y le dijo a su esposo que se quería quedar ahí para que todo se aclarara, pero que fueron los policías municipales quienes le dijeron qué era lo que debía decir en su declaración.
"Los policías me dijeron que no mencionara el robo, ellos sabían del robo porque yo les comenté cuando estaba en la unidad, les dije que yo le había robado a la señora y ya cuando agarraron a los federales me dijeron que yo no mencionara el robo porque lo iban a manejar como secuestro por el hecho de que ellos traían mi celular y mi credencial electoral, me dicen que no nombrara el robo para nada pero yo les dije que lo tengo que nombrar porque yo robé y aparte existían las papeletas de empeño y ya en las instalaciones de la Policía Municipal ellos me volvieron a decir que no mencionara el robo para perjudicar a los federales y no perjudicarme yo", dice la declaración ministerial de la supuesta víctima.
"Por su parte, el señor Antonio Estrada refiere que faltó a la verdad en algunas partes de su declaración primaria como el haber mencionado que su esposa se encontraba privada de la libertad y que le habían exigido una cantidad de dinero a cambio de su libertad, que esto lo dijo porque así le dijeron los policías municipales que tenía que declarar, que tenía que decir que se trataba de un secuestro", asienta.
"Mentí porque los municipales me dijeron que les tenía que seguir la corriente, me dijeron que me tenía que amarrar en que era un secuestro", declara.
En su comparecencia de la dueña del hotel dijo que se percató de la ausencia de diversa joyería de su propiedad por lo cual preguntó a su empleada doméstica de nombre María Elena Pedroza, quien después de unos días le confesó que ella había estado tomando la joyería para empeñarla porque tenía muchas deudas. Por lo anterior, la señora García Montaño le respondió que debía juntar dinero para ir a las casas de empeño y sacar las piezas, por lo cual los días 2 y 3 de noviembre estuvieron acudiendo a las casas de empeño a rescatar los artículos robados.
Dijo que lo último que le robó fue un reloj marca Cartier de diamantes con un valor de 15 mil dólares, el cual pudo recuperar en una de las tiendas de empeño, por lo cual le indicó a Mary que le entregara todas las llaves de la casa y quería que le firmara la renuncia a lo que ella le respondió que no las traía pero que al día siguiente se las llevaría.
Al día siguiente se pudo percatar que también en la casa de su madre faltaban joyas y electrodomésticos, cuestionando a Mary, quien le respondió que estaba muy apenada, pero que sí había tomado ella también las cosas de la casa de su mamá, por lo cual estuvieron acudiendo a varias casas de empeño a rescatar lo objetos empeñados, en compañía de dos personas de sexo masculino que se hospedan en el hotel propiedad de la declarante, los cuales sabía que eran policías federales y tenían cerca de tres meses alojados en el hotel.
Agregó que fueron hasta la casa de Mary por las papeletas de todos los empeños que había hecho -ahí se localizaron algunos objetos de su propiedad- y que en el domicilio se encontraba el esposo de la mujer, quien al conocer lo que estaba pasando dijo que estaba apenado y hablaría con la familia para ver qué cantidad de dinero le podían reunir para sacar los empeños, por lo cual se retiraron del lugar. Al salir de la casa, según la propietaria del hotel, le preguntó a su empleada si se quedaría en el domicilio o se iría al negocio, aceptando la mujer a pasar la noche en el establecimiento, con el fin de tratar de arreglar la situación.
Al día siguiente pasó por ella para ir a las casas de empeño, de nuevo esa noche Mary se quedó en el hotel y fue en la noche que la declarante recibió una llamada en la que le decían que había muchos policías en el establecimiento; ella acudió al lugar en compañía de Adrián y Rosas, se bajaron del automóvil e inmediatamente los esposaron y comenzaron a golpear a los dos hombres.
De hotel los trasladaron a las instalaciones de la Policía Municipal en Estación Aldama, donde los metieron a un cuarto y los mantuvieron hincados, luego comenzaron a golpearlos de nuevo. En ese momento, según las declaraciones, llegó el secretario Leyzaola, golpeó a Adrián y posteriormente le dijo a la declarante que lo volteara a ver, preguntándole si lo conocía a lo que la declarante respondió que sí, para después aventarla contra la pared.
Agrega que durante su permanencia en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad de Pública los siguieron golpeando y robando sus pertenencias.
LOS CARGOS
Ante los hechos se determinó el inicio de una investigación en contra de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Juárez, en tanto la supuesta secuestrada, María Pedroza, quedó detenida como imputada por el delito de robo en contra de Claudia Ivonne García.
La Fiscalía del Estado anunció que además hoy habrá de desistirse de la acusación por secuestro contra los ex agentes federales, pero sí habrá de acusarlos por usurpación de funciones, debido a que utilizaban documentación de la Policía Federal a la que ya no pertenecían, mientras la propietaria del hotel fue liberada y pasó a ser víctima de Pedroza y de los agentes de la Policía Municipal de Juárez, entre los que se incluye el secretario Leyzaola.
Ayer, un juez de Garantías decretó legal la detención en contra de María Elena Pedroza Olivas, al considerar que su arresto fue apegado a Derecho y le fijó como medida cautelar la prisión preventiva, prevista y sancionada en el Artículo 169 fracción XII del Código de Procedimientos Penales.
Asimismo, agentes del Ministerio Público pertenecientes a la Unidad Modelo para la Atención al Delito de Secuestro de la Fiscalía General del Estado, le formularon imputación por el delito de robo agravado, ilícito que presuntamente cometió en perjuicio de quien fuera su jefa al robarle durante un año diversa joyería.
Por lo anterior, el juez de Garantías programó para las 09:30 horas del 15 de noviembre de 2011 la audiencia de vinculación a proceso en contra de la imputada.
Los elementos de la Policía Municipal de Juárez fueron acusados por el Ministerio Público Estatal de fabricar pruebas en contra de los ex agentes federales Alberto Rosas y Adrián Hernández Escobedo, a quienes acusaron de secuestro, cuando estaban en compañía de una mujer, que no resultó víctima de plagio, sino acusada de robo por parte de una empresaria.
Sin embargo, de acuerdo con las acusaciones que formula la Fiscalía Estatal, los agentes policiacos municipales hicieron a la mujer declararse víctima de secuestro y torturaron a Rosas y Hernández, quienes habían sido dados de baja de la Policía Federal, para que aceptaran los cargos, lo que nunca hicieron.
"Vi cuando entró el secretario de Seguridad Pública de apellido Leyzaola, llega y golpea a Rosas primero y le dice que no voltee a verlo, de ahí se pasa con Adrián y hace lo mismo, pero a mí me dice voltéame a ver, hace la indicación de que enciendan la luz y me pregunta: ¿sabes quién soy? Contestándole yo que sí y estando yo hincada en el piso recibo una bofetada y me avienta la cabeza contra la pared, y se suelta riendo", dijo la acusada de secuestro, quien terminó por ser víctima de robo de sus propiedades y dueña del hotel.
La acusación contra los elementos de Seguridad Pública Municipal inició cuando fueron consignados los dos ex agentes federales, el pasado 3 de noviembre, a quienes deslindó la supuesta víctima del secuestro, delito que nunca se cometió, debido a que la mujer aceptó ante la dueña de la casa en la que trabajaba que había estado robando objetos de alto valor, hasta por cinco millones de pesos, para empeñarlos, razón por la cual la afectada trató de obligarla a reponer la mayor parte de lo robado, recuperando boletas de empeño y accesorios que habían sido empeñados.
La supuesta víctima de secuestro dijo que había declarado haber sido plagiada por instrucciones de los agentes de la Policía Municipal, quienes además hicieron firmar en blanco al encargado del hotel donde se encontraba la mujer, para aseverar que se trataba de un plagio.
DE SECUESTRADA A LADRONA
María Elena Pedroza Olivas, la mujer que se presentó como víctima de secuestro, laboraba como empleada en el domicilio particular de la señora Claudia Ivonne García Montaño, propietaria del hotel Puerta del Sol, a quien confesó haberla estado robando de un año a la fecha, para empeñar los productos del hurto y obtener dinero para su familia.
Lo último que robó fue un reloj Cartier de diamantes, por 28 mil pesos, artículo que tiene un costo en el mercado de unos 15 mil dólares.
Según las investigaciones realizadas por la Fiscalía Estatal, cuando María Elena confesó los robos y posteriores empeños, García Montaño le pidió que la acompañara a la casa de empeño donde había dejado las mercancías, principalmente joyas, siendo acompañadas por Alberto Rosas y Adrián Hernández, quienes fueron dados de baja en septiembre por la Policía Federal, pero aún se hospedaban en el hotel propiedad de la mujer afectada por el robo.
Juntos acudieron a la casa de empeño donde se encontraban las joyas, manifestándoles que en otros negocios más había hecho lo mismo, por lo cual los ahora imputados le respondieron que, según los cálculos de la dueña de los productos robados, el monto ascendía a cinco millones de pesos, así que debería juntarlos si no quería terminar en prisión.
María Elena fue llevada al hotel propiedad de Claudia, donde se quedó en una habitación en lo que su esposo y familia, a quien pudo notificar de lo ocurrido, recuperaran ese monto o los artículos robados.
"Realizaron llamadas a su esposo y le comentaron lo que estaba sucediendo, pidiéndole que vendiera los bienes que tuviera para pagar la deuda, refiere que la tuvieron sola en la habitación pero que en otro cuarto estaban cuidándola las dos personas de sexo masculino los cuales le refirieron que al día siguiente acudirían a las casas de empeño restantes para que sacara los objetos empeñados; para el día siguiente ella seguía comunicándose con su esposo vía telefónica, así como con su familia, realizaron algunos retiros de joyas de las casas de empeño y por la tarde de nuevo la llevaron al hotel, fue cuando pudo comunicarse de nuevo con su familia y les indicó el lugar en el que la tenían", según lo que se asienta en las declaraciones presentadas a la Policía Municipal de Juárez, que presumiblemente fueron obtenidas bajo tortura.
Antonio Estrada Estrada, esposo de María Elena, al ser requerido por la Policía Municipal relató que dio parte a la autoridad preventiva del secuestro de su esposa, ya que ella le había llamado a la familia y les había comentado que la tenían en el hotel Puerta del Sol, refiriendo que recibió llamadas donde amenazaban con privarla de la vida.
Inclusive lo visitaron en su domicilio de dos personas de sexo masculino, presumiblemente los mismos ex agentes federales, quienes le dijeron que querían cinco millones de pesos a cambio de la libertad de su esposa, por lo cual denunció los hechos a los elementos preventivos y fue como rescataron a su esposa en el hotel en mención, de acuerdo con la relatoría asentada por los agentes municipales.
Por esos hechos, la Policía Municipal puso formalmente a los detenidos a disposición del agente del Ministerio Publico acompañándolos de las respectivas actas y partes informativos de los hechos, en los que se menciona que el 3 de noviembre se encontraban haciendo sus recorridos cuando una persona de nombre Antonio Estrada Estrada los interceptó y les dijo que tenían a su esposa secuestrada.
Según la Policía Municipal, el encargado del hotel accedió a que los preventivos revisaran las habitaciones por esa denuncia de secuestro, por lo cual al llegar a la marcada con el número 112, él abrió la puerta y en el interior tuvieron a la vista "a la víctima de sexo femenino, la cual les mencionó que la tenían privada de su libertad desde hacía ya dos días y les describió a la personas que la habían secuestrado ya que los conocía por nombres, por lo que siguieron con la búsqueda de los probables responsables y es cuando se percatan que un automóvil ingresa al hotel y descendieron dos personas de sexo masculino y una de sexo femenino, reconociéndolos la víctima inmediatamente como las personas que la tenían secuestrada, por lo que se les realizó una revisión, identificándose los varones como agentes activos de la Policía Federal, por lo que se aseguraron sus identificaciones y pertenencias de la víctima rescatada, informándoles que quedaban formalmente detenidos por el delito de secuestro".
LAS CONTRADICCIONES
La versión de la Policía Municipal, compuesta de las declaraciones de los involucrados y la relatoría que hicieron los agentes, es opuesta a la que construyó la Policía Ministerial Investigadora a partir de las entrevistas y elementos de prueba con las mismas personas.
"El encargado en turno del hotel refiere en lo medular que el día dos de noviembre vio en el hotel a su compañera de trabajo de nombre Mary Pedroza (María Elena, la supuesta víctima), que estuvo platicando con él en la recepción, que la volvió a ver hasta el día siguiente que los municipales la metieron al hotel, es decir, que él nunca vio que la sacaran de una de las habitaciones", según lo que asienta el Ministerio Público.
"Refiere que él se encontraba en su lugar de trabajo cuando llegaron agentes de la Policía Municipal y le mencionaron que había una persona secuestrada dentro de una habitación y le pidieron que abriera las habitaciones y refiere que al estar abriendo la número 116, los agentes se fueron a la 112 y 113, que vio cuando tocan la puerta y la persona que estaba en el interior les abrió, que él no se percató de quién estaba en la habitación y fue hasta que llegó a la recepción del hotel que los agentes preventivos ingresaron a María Pedroza para que identificara a una personas", agrega.
Fue cuando se percató que ya tenían detenidos a dos hombres que tienen hospedados ahí tres meses y que tienen por nombres Alberto Rosas y Adrián Hernández. Asimismo que vio que tenían detenida a su patrona y dueña del hotel de nombre Claudia Ivonne García, y fue testigo cuando los agentes golpeaban a los detenidos e hicieron destrozos en el interior del establecimiento, llevándose mercancía de la recepción y el dinero que había en la caja.
En su declaración, afirma que tiempo después regresaron los agentes de la Policía Municipal y le pidieron que firmara dos hojas en blanco a lo cual se negó, amenazándolo con llevárselo detenido y es como accedió a firmar las hojas. Cuando el agente del Ministerio Público le presenta el acta de la entrevista de la Policía Municipal en la que aparecen sus datos generales, manifiesta el declarante que reconoce su firma pero no así el contenido de la misma ya que él no declaró lo que en ella se encuentra.
"El día siete de noviembre se escuchó en declaración en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado a los ciudadanos de nombres María Elena Pedroza y Antonio Estrada, su esposo, a quienes se les hizo saber las penas previstas para quienes declaran falsamente ante la autoridad, porque en sus declaraciones primarias se encontraron inconsistencias", establece un reporte de la FGE sobre la investigación.
La señora María Elena Pedroza Olivas declaró que ella nunca se encontró privada de la libertad, que ella se encontraba voluntariamente en el hotel de la señora Claudia porque lo que quería era solucionar el problema y se encontraba apenada por haberle robado las joyas.
Agregó que fue ella quien abrió la puerta a los policías municipales y le dijo a su esposo que se quería quedar ahí para que todo se aclarara, pero que fueron los policías municipales quienes le dijeron qué era lo que debía decir en su declaración.
"Los policías me dijeron que no mencionara el robo, ellos sabían del robo porque yo les comenté cuando estaba en la unidad, les dije que yo le había robado a la señora y ya cuando agarraron a los federales me dijeron que yo no mencionara el robo porque lo iban a manejar como secuestro por el hecho de que ellos traían mi celular y mi credencial electoral, me dicen que no nombrara el robo para nada pero yo les dije que lo tengo que nombrar porque yo robé y aparte existían las papeletas de empeño y ya en las instalaciones de la Policía Municipal ellos me volvieron a decir que no mencionara el robo para perjudicar a los federales y no perjudicarme yo", dice la declaración ministerial de la supuesta víctima.
"Por su parte, el señor Antonio Estrada refiere que faltó a la verdad en algunas partes de su declaración primaria como el haber mencionado que su esposa se encontraba privada de la libertad y que le habían exigido una cantidad de dinero a cambio de su libertad, que esto lo dijo porque así le dijeron los policías municipales que tenía que declarar, que tenía que decir que se trataba de un secuestro", asienta.
"Mentí porque los municipales me dijeron que les tenía que seguir la corriente, me dijeron que me tenía que amarrar en que era un secuestro", declara.
En su comparecencia de la dueña del hotel dijo que se percató de la ausencia de diversa joyería de su propiedad por lo cual preguntó a su empleada doméstica de nombre María Elena Pedroza, quien después de unos días le confesó que ella había estado tomando la joyería para empeñarla porque tenía muchas deudas. Por lo anterior, la señora García Montaño le respondió que debía juntar dinero para ir a las casas de empeño y sacar las piezas, por lo cual los días 2 y 3 de noviembre estuvieron acudiendo a las casas de empeño a rescatar los artículos robados.
Dijo que lo último que le robó fue un reloj marca Cartier de diamantes con un valor de 15 mil dólares, el cual pudo recuperar en una de las tiendas de empeño, por lo cual le indicó a Mary que le entregara todas las llaves de la casa y quería que le firmara la renuncia a lo que ella le respondió que no las traía pero que al día siguiente se las llevaría.
Al día siguiente se pudo percatar que también en la casa de su madre faltaban joyas y electrodomésticos, cuestionando a Mary, quien le respondió que estaba muy apenada, pero que sí había tomado ella también las cosas de la casa de su mamá, por lo cual estuvieron acudiendo a varias casas de empeño a rescatar lo objetos empeñados, en compañía de dos personas de sexo masculino que se hospedan en el hotel propiedad de la declarante, los cuales sabía que eran policías federales y tenían cerca de tres meses alojados en el hotel.
Agregó que fueron hasta la casa de Mary por las papeletas de todos los empeños que había hecho -ahí se localizaron algunos objetos de su propiedad- y que en el domicilio se encontraba el esposo de la mujer, quien al conocer lo que estaba pasando dijo que estaba apenado y hablaría con la familia para ver qué cantidad de dinero le podían reunir para sacar los empeños, por lo cual se retiraron del lugar. Al salir de la casa, según la propietaria del hotel, le preguntó a su empleada si se quedaría en el domicilio o se iría al negocio, aceptando la mujer a pasar la noche en el establecimiento, con el fin de tratar de arreglar la situación.
Al día siguiente pasó por ella para ir a las casas de empeño, de nuevo esa noche Mary se quedó en el hotel y fue en la noche que la declarante recibió una llamada en la que le decían que había muchos policías en el establecimiento; ella acudió al lugar en compañía de Adrián y Rosas, se bajaron del automóvil e inmediatamente los esposaron y comenzaron a golpear a los dos hombres.
De hotel los trasladaron a las instalaciones de la Policía Municipal en Estación Aldama, donde los metieron a un cuarto y los mantuvieron hincados, luego comenzaron a golpearlos de nuevo. En ese momento, según las declaraciones, llegó el secretario Leyzaola, golpeó a Adrián y posteriormente le dijo a la declarante que lo volteara a ver, preguntándole si lo conocía a lo que la declarante respondió que sí, para después aventarla contra la pared.
Agrega que durante su permanencia en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad de Pública los siguieron golpeando y robando sus pertenencias.
LOS CARGOS
Ante los hechos se determinó el inicio de una investigación en contra de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Juárez, en tanto la supuesta secuestrada, María Pedroza, quedó detenida como imputada por el delito de robo en contra de Claudia Ivonne García.
La Fiscalía del Estado anunció que además hoy habrá de desistirse de la acusación por secuestro contra los ex agentes federales, pero sí habrá de acusarlos por usurpación de funciones, debido a que utilizaban documentación de la Policía Federal a la que ya no pertenecían, mientras la propietaria del hotel fue liberada y pasó a ser víctima de Pedroza y de los agentes de la Policía Municipal de Juárez, entre los que se incluye el secretario Leyzaola.
Ayer, un juez de Garantías decretó legal la detención en contra de María Elena Pedroza Olivas, al considerar que su arresto fue apegado a Derecho y le fijó como medida cautelar la prisión preventiva, prevista y sancionada en el Artículo 169 fracción XII del Código de Procedimientos Penales.
Asimismo, agentes del Ministerio Público pertenecientes a la Unidad Modelo para la Atención al Delito de Secuestro de la Fiscalía General del Estado, le formularon imputación por el delito de robo agravado, ilícito que presuntamente cometió en perjuicio de quien fuera su jefa al robarle durante un año diversa joyería.
Por lo anterior, el juez de Garantías programó para las 09:30 horas del 15 de noviembre de 2011 la audiencia de vinculación a proceso en contra de la imputada.
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