Baja el índice de homicidios

EL HERALDO

Casi mil asesinatos menos que en 2010

Chihuahua, Chihuahua.- Un total de 3 mil 238 personas perecieron víctimas de un homicidio durante el presente 2011, que registró 995 asesinatos menos en comparación a los perpetrados en el pasado 2010, aunque la entidad permanece en el primer lugar nacional del ilícito según el último informe del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

El mandatario, César Duarte, indicó que la disminución en el número de homicidios es palpable en puntos como Juárez y Chihuahua, que presentan además una disminución en el número de negocios que dejaron de pagar lo que se nombra como "derecho de piso".

"Hay una reducción de 35% en el número de homicidios que se presentaron en la entidad y eso habla del rumbo que ha ido tomando la recuperación de la seguridad, la aplicación de leyes más drásticas, la buena relación, mayor agilidad y transparencia que existe en los juicios que desahoga el Poder Judicial del Estado", manifestó el mandatario de Chihuahua.

Añadió que en Juárez la reducción de las muertes violentas ascendería hasta un 70%. Así lo indican cifras como que fueron cometidos 292 homicidios dolosos en diciembre de 2009; 218, en diciembre de 2010; mientras que para el cierre del presente mes se registraron sólo 106 incidencias en esa municipalidad.

Declaró además que 850 establecimientos dejaron de ser extorsionados como resultado de las acciones policiacas que permitieron poner en prisión a 140 personas que adoptaron la ilegalidad como una forma de vida, al momento de solicitar dinero a los comerciantes para dejarlos operar sus negocios.

La estadística de homicidios indica que 90% de las víctimas fueron varones y 10% mujeres, conforme a los informes sobre la incidencia criminal que fueron reportados a la autoridad federal por parte de las agencias de investigación de la Fiscalía General del Estado.

En cuanto a rango de edad, el mayor número de homicidios fue perpetrado en perjuicio de jóvenes entre los 21 y 30 años de edad, sumando un 26% de los homicidios vinculados a la actividad de la delincuencia común u organizada que se presenta en la entidad.

La reducción en el número de los homicidios comenzó a registrarse al concluir el pasado mes de agosto, al bajar el número de muertes asociadas a la violencia prácticamente a la mitad de todas las ocurridas en julio pasado, a causa de factores como la detención de liderazgos de las organizaciones que se disputan las rutas de contrabando de estupefacientes que cruzan por Chihuahua.

Desde que en febrero del año pasado ocurrieron 280 homicidios hasta el último en agosto cuando se contaron 237 asesinatos, nunca se había presentado una cifra tan baja de muertes provocadas por agresiones con armas blancas o de fuego desde el pasado 2008.

En los últimos 5 años han ocurrido 13 mil 693 homicidios de naturaleza dolosa, con arma de fuego o blanca. Un 65% de los asesinatos tuvo lugar en la vía pública, lo que conforme a especialistas de la salud mental ha traído como efecto colateral un aumento en el número de personas que presentan un estrés postraumático provocado por observar o vivir un hecho violento.

Otro 9% ocurrió en negocios a causa de las extorsiones que en los últimos días han venido denunciando los comerciantes establecidos, mientras 8% se han perpetrado en los hogares de las víctimas. Sólo en el 3% de las víctimas se encontraron mensajes de intimidación para otra banda delictiva o para las autoridades de procuración de justicia.

Observatorios ciudadanos, señalan que la ola de violencia está vinculada a la falta de valores sociales y morales que afecta a los sectores de todos los estratos sociales. Un segundo factor que contribuye indirectamente es la necesidad de aumentar los resultados obtenidos en materia de seguridad por la autoridad, así como que el estereotipo del narcotraficante que genera los altos índices de violencia sigue aumentando en popularidad entre las nuevas generaciones.

La violencia se enmarcó cada vez más en una disminución al respeto humano, llevando al deterioro y a la modificación de los roles familiares, lo que ocasiona el riesgo de que la percepción de inseguridad derive en que la sociedad comience a generar sus propias formas de protección ajenas al Estado de Derecho.