EL HERALDO
Chihuahua, Chihuahua.- "Dar voz a las mujeres maltratadas es el motivo de mi lucha diaria", comentó Rocío Sáenz, de 53 años, quien además de brindar asesorías a mujeres violentadas e indígenas discriminados, imparte clases sobre la libertad y la justicia a decenas de adolescentes en la ciudad.
Rocío es delegada sindical, asesora del Centro de Atención a la Mujer Trabajadora, consejera electoral en el Distrito 08 y maestra en el Bachillerato Tecnológico 86, todo esto, gracias a una necesidad que se le presentó desde temprana edad: la de crear un ambiente de igualdad entre sus seres queridos, que además de sus dos hijos y sus seis hermanos, han resultado ser cientos de personas de origen tarahumara, mujeres que sufren maltratos y jóvenes que desean dedicarse al estudio de las leyes.
Nacida en el municipio de Ojinaga, Sáenz calificó su infancia como una etapa sumamente feliz y saludable, dentro de la cual, su mamá fungió como su principal ejemplo en lo que a superación personal, libertad y equidad de género se refiere.
"Mi padre nos educó sin hacer acepciones de género y mi madre nos impulsó para prepararnos en el ámbito académico sin escatimar en esfuerzos; es por eso que considero a la educación como una de las principales herramientas que todo Chihuahua debe tener si quiere triunfar".
Luego de mudarse a la capital del estado para iniciar con la carrera de Derecho, Rocío se percató de una alarmante situación de discriminación hacia las mujeres en el ámbito laboral, y por sus orígenes, en el caso de las personas originarias de regiones serranas, "me di cuenta de que el rezago vendría a mi entorno si no hacía algo inmediatamente por solucionarlo y fue así como empezó mi vida profesional en áreas relacionadas con la defensa a las mujeres".
En 1980 contrajo matrimonio, del cual vinieron a su vida sus dos hijos, a quienes comenta, les ha generado un sentido de la responsabilidad sobre sí mismos, para no cometer actos negligentes ni discriminaciones en ningún aspecto de sus vidas.
A partir de 1995, fue lideresa en talleres de capacitación en materia de derechos humanos, fundó también el grupo promotor de los derechos políticos de las ciudadanas y desde 1996 promueve un proyecto de reforma a la participación del sexo femenino en acciones políticas.
En el año de 1998, Rocío comenzó a impartir asesorías a un grupo de indígenas en Baborigame, para que estos se constituyeran en una asociación civil y años después, trabajó como coordinadora de la Asociación de Abogados Chihuahuenses, con la intervención en propuestas legislativas que más tarde la llevaron a unirse a la Red Nacional de Milenio feminista.
"Ser parte de la población que pone manos a la obra, que no se queda callada ni se concentra en asuntos y modas sin importancia es uno de mis mayores orgullos".
A partir del 2000, esta mujer ha participado en las juntas locales electorales, trabajo que desempeña portando diariamente las herramientas de la justicia y la ética.
"Existe mucha ignorancia y falta de sensibilidad en nuestra sociedad, en parte porque los indígenas y las mujeres occidentales venimos todas de una formación de patriarcado; si la gente discrimina es porque fue formada para ello, con o sin una clara intención".
Otra de los problemas sociales que actualmente Rocío defiende, es la creación de políticas públicas que sean asertivas en la atención a los indígenas, ya que según afirmó, se requiere tomar en cuenta la cultura de un pueblo para poder brindarle una atención equitativa.
De igual manera, esta chihuahuense enseña a sus jóvenes alumnos sobre las leyes laborales y la ética, "con mis clases, intento que los muchachos se acerquen al mundo real, que vean las problemáticas a resolver y no sólo el beneficio económico".
Sin duda, Rocío Sáenz es, por su esfuerzo y su búsqueda constante de paz en la sociedad, una heroína anónima, quien con iniciativa y un buen ejemplo ha logrado ya la iniciación de decenas de personas en trabajos que mejoren al estado.
Rocío es delegada sindical, asesora del Centro de Atención a la Mujer Trabajadora, consejera electoral en el Distrito 08 y maestra en el Bachillerato Tecnológico 86, todo esto, gracias a una necesidad que se le presentó desde temprana edad: la de crear un ambiente de igualdad entre sus seres queridos, que además de sus dos hijos y sus seis hermanos, han resultado ser cientos de personas de origen tarahumara, mujeres que sufren maltratos y jóvenes que desean dedicarse al estudio de las leyes.
Nacida en el municipio de Ojinaga, Sáenz calificó su infancia como una etapa sumamente feliz y saludable, dentro de la cual, su mamá fungió como su principal ejemplo en lo que a superación personal, libertad y equidad de género se refiere.
"Mi padre nos educó sin hacer acepciones de género y mi madre nos impulsó para prepararnos en el ámbito académico sin escatimar en esfuerzos; es por eso que considero a la educación como una de las principales herramientas que todo Chihuahua debe tener si quiere triunfar".
Luego de mudarse a la capital del estado para iniciar con la carrera de Derecho, Rocío se percató de una alarmante situación de discriminación hacia las mujeres en el ámbito laboral, y por sus orígenes, en el caso de las personas originarias de regiones serranas, "me di cuenta de que el rezago vendría a mi entorno si no hacía algo inmediatamente por solucionarlo y fue así como empezó mi vida profesional en áreas relacionadas con la defensa a las mujeres".
En 1980 contrajo matrimonio, del cual vinieron a su vida sus dos hijos, a quienes comenta, les ha generado un sentido de la responsabilidad sobre sí mismos, para no cometer actos negligentes ni discriminaciones en ningún aspecto de sus vidas.
A partir de 1995, fue lideresa en talleres de capacitación en materia de derechos humanos, fundó también el grupo promotor de los derechos políticos de las ciudadanas y desde 1996 promueve un proyecto de reforma a la participación del sexo femenino en acciones políticas.
En el año de 1998, Rocío comenzó a impartir asesorías a un grupo de indígenas en Baborigame, para que estos se constituyeran en una asociación civil y años después, trabajó como coordinadora de la Asociación de Abogados Chihuahuenses, con la intervención en propuestas legislativas que más tarde la llevaron a unirse a la Red Nacional de Milenio feminista.
"Ser parte de la población que pone manos a la obra, que no se queda callada ni se concentra en asuntos y modas sin importancia es uno de mis mayores orgullos".
A partir del 2000, esta mujer ha participado en las juntas locales electorales, trabajo que desempeña portando diariamente las herramientas de la justicia y la ética.
"Existe mucha ignorancia y falta de sensibilidad en nuestra sociedad, en parte porque los indígenas y las mujeres occidentales venimos todas de una formación de patriarcado; si la gente discrimina es porque fue formada para ello, con o sin una clara intención".
Otra de los problemas sociales que actualmente Rocío defiende, es la creación de políticas públicas que sean asertivas en la atención a los indígenas, ya que según afirmó, se requiere tomar en cuenta la cultura de un pueblo para poder brindarle una atención equitativa.
De igual manera, esta chihuahuense enseña a sus jóvenes alumnos sobre las leyes laborales y la ética, "con mis clases, intento que los muchachos se acerquen al mundo real, que vean las problemáticas a resolver y no sólo el beneficio económico".
Sin duda, Rocío Sáenz es, por su esfuerzo y su búsqueda constante de paz en la sociedad, una heroína anónima, quien con iniciativa y un buen ejemplo ha logrado ya la iniciación de decenas de personas en trabajos que mejoren al estado.
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