EL PUEBLOTomás Ruiz, representante de los Consejos Supremos de la Alta y Baja Tarahumara, negó categóricamente que existan suicidios a causa del hambre y aunque valoró el hecho de que por fin se ponga atención a esta región y sus habitantes, históricamente marginados, puntualizó que existen muchos otros problemas que urge atender, como violencia, contaminación, adicciones y desempleo, de las cuáles se hace poco eco en las ciudades.
“Allá vivimos puros con zapeta, no hay pantalón, chamarra o cobijas, nos morimos de hambre y de frío, pero no nos suicidamos”, destacó el gobernador indígena de Teguerichi, Agustín García, quien acompañaba a Ruiz y destacó que, “probablemente haya habido quien se suicide, pero por depresión, por alcohol o por la droga, pero no hay eso, la verdad no hay ese problema entre los rarámuris”.
El activista serrano aseguró conocer comunidades en el corazón de la Sierra Tarahumara como Teguerichi, en el municipio de Carichi, o en Rohuérachi, en Bocoyna; “no hay como sembrar allí, ellos hacen artesanía y ahorita no hay turismo ni cómo lo vendan, pero ellos siempre han tenido una existencia muy dura, no se suicidan por eso”.
Alcoholismo, un mal creciente
El representante indígena se dijo preocupado por el hecho de que en la Sierra se venda alcohol indiscriminadamente, “pues está el vicio entre los jóvenes e incluso las jovencitas, abandonan todo, incluso a sus familias, por este mal”.
Mencionó también los estragos del alcoholismo, “la diabetes está muy grave en la Sierra, quizá por el consumo del mezcal, con 50 pesos compra usted 5 litros, es casi droga, por eso algunos se embrutecen tan horrible, por que se vende sin ningún control”.
Narcos ocupan agua, terrenos y mano de obra, pero no pagan
Destacó que en el caso del narcotráfico, este ha generado males que han enraizado en la Sierra, debido a que desde hace muchos años operan en esta región sembrando y comercializando grandes cantidades de droga. “Esto ha habido siempre, por que es allí donde ellos siembran, agarran el agua, ponen a la gente a trabajarles y no les pagan y otros problemas como robo de ganado, pero el principal problema es que no hay trabajo”.
Existen varias muertes por falta de alimentos, así como graves padecimientos por una cada vez más frecuente diabetes entre los habitantes serranos, que continuamente pierden su vida en las garras de este mal.
Actividad minera envenena familias pobres
Actualmente, junto con el abanico de calamidades, está la presencia de 10 minas que devastan ecosistemas enteros y consumen cantidades enormes de agua, misma que regresan en buena parte a los mantos acuíferos, pero envenenada con sustancias tóxicas tanto para humanos, como para animales y plantas, lo que hace difícil la supervivencia en esta zona para cualquiera. “Hay minas por ejemplo, que extraen 22 pulgadas de agua por segundo y otra en Chínipas, donde las inmundicias que se generan contaminan la poca agua del manantial”.
Indígenas: un botín mediático
“Los pueblos indígenas estamos muy expuestos a que declaren a nombre nuestro, ahora tenemos una buena relación con Gobierno, pocas veces habíamos visto tanta apertura y este tipo de declaraciones irresponsables nos afecta, por que a veces no saben de lo que hablan, la persona que declaró esto de los suicidios no tiene conocimiento del problemática, el secretario de Carichí es Antonio Núñez, no Ramón Gardea, para empezar”, destacó Ruiz.
Señaló que hacía mucho que no se planteaba a los dirigentes indígenas, la búsqueda de soluciones de fondo, más allá de la despensa que no sirve para más de una semana, por lo que hay un optimismo de llevar a los rarámuris mejores oportunidades de vida, “cada quién puede hablar y opinar lo que quiera, pero no a nombre de todos nosotros”.
Destacó que luego de la reunión de varios sectores con las autoridades estatales, encabezadas por el gobernador César Duarte, este les pidió que más que apoyos, le presenten propuestas de trabajo, encaminadas a resolver de manera permanente los graves males que aquejan a la población serrana.
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