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El pequeño Adrián Gustavo Girón Arenas de tan sólo dos años, sufrió quemaduras de tercer grado en sus labios, lengua y encías, debido a una grave omisión ocurrida en una conocida óptica de esta ciudad, cuando personal de la misma, no limpió del suelo de la sala de espera, el polvo químico de un extinguidor, que un día antes había sido utilizado para sofocar una conflagración.
El menor tuvo contacto accidental con sus manos y al llevárselas a su boca, se le produjeron las heridas, similar a la actuación del ácido en la piel.
A pesar de que ya transcurrieron dos semanas de este incidente, y el padre del niño interpuso inmediatamente la denuncia en el Departamento de Averiguaciones Previas (DAP), las autoridades estatales no han intervenido para deslindar responsabilidades a la empresa y ni siquiera policías ministeriales –hasta ayer al mediodía– se habían entrevistado con los afectados para informarles el avance de las indagatorias.
Según narraron los padres Adrián Girón y Laura Arenas, de 31 y 24 años respectivamente, el lunes 22 de agosto acudieron a la Óptica Franklin, ubicada en la calle Aldama 513.
“Yo iba a hacer una compra de unos lentes –dijo el papá–, entramos y nos sentamos en los sillones que están en la sala de espera. Yo tenía a mi hijo en los brazos, pero entonces se me puso un poco necio y se bajó al piso, cuando de repente comenzó a llorar y meterse la mano a la boca”.
Añadió: “Lo levanté para revisarlo y vi cuando el labio se le estaba deshaciendo, y de ahí se le pasó a la lengua, yo de inmediato lo llevé al baño y le enjuagué con agua para que se parara (el avance de la quemadura del químico)”.
“Les pregunté a las empleadas qué era lo que había tirado en el suelo, y fue como me dijeron que había polvo de un extinguidor, pues un día antes se les quemó una lámpara, lo apagaron pero no limpiaron el piso”, continuó relatando.
“De ahí nos fuimos mi esposa y yo rápido a Urgencias del Seguro (IMSS) y los doctores me lo atendieron rápido, le hicieron un lavado con una agua especial, y ya el doctor me comentó que había sido algo gravísimo lo que le pasó a nuestro hijo, pues las quemaduras que tenía eran de tercer grado y pudieron haberle llegado a la tráquea o esófago, si no hubiéramos actuado a tiempo”.
De hecho en el Seguro –siguió narrando el padre– “me pidieron que regresara al lugar donde había ocurrido el accidente, para que indagara bien qué sustancia fue lo que le provocó las quemaduras a Adriancito”.
Según narraron, una empleada de la empresa, se estuvo comunicando con ellos durante el transcurso de los hechos, preguntando el estado de salud del niño, “pero ya cuando yo les hablé para ver cómo iban a responder por lo que le pasó a mi hijo, se portaron indiferentes”, expresó el padre del infante.
Este hecho fue denunciado en el DAP y quedó asentado con el número de denuncia (12264/11), sin embargo, según explicaron los padres, las autoridades ministeriales han demostrado poco interés por actuar en el caso.
“Nosotros lo único que pedimos, no es dinero ni nada, sólo que la empresa se haga responsable de la rehabilitación de nuestro hijo”, expresaron.
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