Ciudad Juárez— El Gobierno tiene la obligación de proporcionar a la ciudadanía una percepción de seguridad, basada en hechos concretos, y medirse en la aplicación de la fuerza para combatir al crimen, de lo contrario perderá la legitimidad ante su pueblo, expuso ayer el general Manuel José Bonnet, ex comandante de las fuerzas militares de Colombia.
El ponente participó ayer en el panel Entre la Aplicación de la Ley y el Uso de la Fuerza: La Experiencia de Colombia, en el II Foro Internacional “Inseguridad: Dolor Evitable”.Explicó que la seguridad tiene dos grandes componentes: la realidad y la percepción, pero esta última es -en ocasiones- muy diferente a lo que se está viviendo.
Por eso, consideró es el Gobierno quien debe darle a la sociedad la percepción de seguridad, con base en una realidad generada con acciones y resultados.También expuso la idea de que cuando el narcotráfico es perseguido, se genera el narcoterrorismo, que es lo que se vive en diferentes ciudades del mundo.
Comentó que en la actualidad en su país se tiene la tranquilidad y la certeza para realizar las actividades comunes de las personas en el exterior de sus viviendas, en lugares públicos e incluso en sitios rurales o alejados de las manchas urbanas.Pero para lograrlo, se deben de tomar diferentes políticas, tales como reducir el consumo de drogas a través de la acción social y la creación de leyes, como la que en su país permite suprimir la patria potestad a los padres que fallen en vigilar que sus hijos no consuman estupefacientes.
La educación de la sociedad, indicó, debe estar acompañada de la represión a la criminalidad, tal como sucedió en Colombia donde “les dimos duro” a los delincuentes.También es importante que los niveles de la seguridad ciudadana escalen, proceso en el que los alcaldes municipales tienen la responsabilidad de bajar los índices de delitos como los homicidios y secuestros, pero también con la recuperación de los espacios públicos.
El expositor dijo que es necesario también una estrategia de contención y asimilación de la problemática, etapa en la que están los juarenses debido a que ya entienden perfectamente lo que están enfrentando.Luego, se debe aniquilar a los narcoterroristas para después, lograr una consolidación del Estado en los lugares en los que era desafiado.
“Entiendo que pertenezco a un sistema diferente al de México, nosotros tenemos un gobierno centralizado y ustedes un federal, por eso no me atrevo a sugerir que implementen estas medidas”, argumentó.Pero, continuó, para lograr erradicar la violencia debe existir una acción de Estado muy decidida y un responsable que enfrente absolutamente todo, además de una justicia fuerte e independiente.
También se requiere de una fiscalía eficiente en contra del crimen organizado y, por supuesto, la participación y el apoyo social.Bonnet mencionó que en Colombia se enfrentaron las mismas amenazas que ahora en México: la delincuencia organizada y sus tráficos de drogas, personas y armas, así como el lavado de activos.Además, se debe de enfrentar la existencia de grupos armados ilegales y la corrupción en todos los niveles.
Otro de los panelistas, el ex ministro del Interior de Colombia, Carlos Holguín, mencionó que una de las actividades principales que se han hecho en su país para contrarrestar la violencia es reforzar y garantizar el estado de derecho en todo el territorio nacional, mediante el fortalecimiento de la autoridad democrática.Los objetivos estratégicos que se fijaron incluyen el control estatal del territorio, la eliminación del narcotráfico, el fortalecimiento institucional del Estado, la protección de los Derechos Humanos y de la población.
El expositor indicó que la clave del éxito en este tipo de programas antiviolencia está en el sostenimiento de la política y en la economía, así como en los programas de recompensa y la solidaridad de los ciudadanos.Por el contrario, lo que puede llevar este tipo de planes al fracaso es la inconsistencia en su aplicación, la indiferencia de la población, la tolerancia o la convivencia de las autoridades locales con delincuentes y la ausencia del Estado.Holguín dijo que independientemente de los problemas internos que enfrentan Colombia y México, existe una falta de respuesta internacional compartida para atacar a los criminales que trascienden las fronteras con sus actividades.
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