lunes, 17 de agosto de 2009

Claman justicia por masacre en Creel

El Diario
Creel, Municipio de Bocoyna— “Exactamente hace un año en este sitio creímos que se nos mataba, se nos moría, se nos asesinaba el amor; se nos enterraba la verdad, y se nos enterraba la justicia”, dijo el sacerdote Javier ávila ante familiares y amigos de los 12 jóvenes y un bebé asesinados el año pasado en el salón de la Profortarah.
Al cumplirse el primer aniversario del ataque que un grupo de sicarios hiciera mientras los adolescentes se divertían jugando carreras descalzos, la comunidad entera se manifestó por lo que consideraron “nulos resultados” de la Procuraduría de Justicia.
Padres de los victimados revelaron que la dependencia arrestó a uno de los homicidas, pero “por el Nuevo Sistema Penal” lo dejaron en libertad.
“Lo detuvieron con un cargamento de droga, es uno de los sicarios, se llama óscar Mancinas y le dicen ‘El Guacho’, pero al día siguiente lo dejaron salir. Nosotros le reclamamos al subprocurador Jesús Chávez y lo único que nos contestó es que lo dejaron en libertad porque el Nuevo Sistema Penal le permitió salir bajo fianza”, declaró uno de los consternados papás.
En contraste, la Procuraduría publicó ayer un desplegado en el que da a conocer que se giró una orden de aprehensión en contra de Mancinas y otros dos de sus cómplices.
“Lo tuvieron detenido, le abrieron la puerta y ahora hasta ofrecen recompensa a quien dé información para capturarlo. Eso nos da a entender que son unos incompetentes o de plano los están protegiendo”, añadió otro de los familiares.
En el desplegado se menciona a Iván Alejandro Montes González y José Antonio Casavantes Calderón como copartícipes en el ataque.
Para manifestar su inconformidad cientos de creelenses realizaron una marcha por las calles del poblado, y después se celebró una misa en la explanada del salón Profortarah, donde actualmente se construye la denominada Plaza de la Paz, como un homenaje a las víctimas.
“No podemos permitir que se entierre la memoria y por eso estamos aquí. Seguiremos firmes porque no nos han podido doblar. Ni las adversidades ni el dolor han hecho que alguno de nosotros se quede, todos hemos seguido caminando”, expresó el padre ávila durante su sermón.
Durante las intenciones de la misa, madres de los jóvenes pidieron porque la tranquilidad regrese a este pueblo, por la paz del mundo y por el arrepentimiento de los sicarios a los que, dijeron, sólo debe tenérseles piedad, no odio.
Con lágrimas en los ojos, caras tristes y algunos rostros con mueca de coraje, los asistentes llevaban cientos de globos blancos, los cuales soltaron al final de la ceremonia, junto con palomas que simbolizaron a los 13 ejecutados.
Al evento asistió una comitiva del Congreso Nacional Indígena. Eva Castañeda Cortez habló en representación del contingente y dijo que la impunidad está presente en todo el país, les manifestó la solidaridad de los pueblos indígenas de México y pidió que se haga justicia en el caso.
Por otro lado, en la Presidencia Seccional se colocó una gran manta en la que se lee: “Ha pasado un año y nos duele reconocer que pudo más la mafia y la corrupción que corroe a nuestro estado, que nuestras ganas de luchar por la justicia. Duele, porque sentimos que le fallamos a nuestros hijos, hermanos y esposos, pero ellos saben que hicimos hasta lo imposible por exigir justicia”.
Se añade: “Desgraciadamente el asesinato de Daniel nos hizo callar”.
Lo anterior en referencia a la ejecución de Daniel Parra Urias, padre de Daniel Alejandro, uno de los victimados. Según dijeron los manifestantes, su homicidio se relaciona con las declaraciones que hacía ante los medios de comunicación en las que criticaba a las autoridades y atacaba a los responsables de la masacre.
Otros padres de familia dieron a conocer que hasta la fecha reciben amenazas de muerte vía telefónica.

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