Para arrancar la risa del público no bastan sino los clásicos enredos de nombres entre los protagonistas, un lío amoroso que al final se resuelve y el típico personaje gay, que casi siempre habrá de llevarse la noche. La puesta en escena Divorciémonos mi amor, no fue la excepción.
A cargo de Mariana Seoane y Sebastián Rulli en los papeles principales, y de Manuel Landeta como el infalible “Beni”, un gay que luego es amante de “Daniela” y luego esposa de “Diego”, la obra de teatro, traída por Show Access y Omar Suárez, fluye entre las carcajadas del público, las referencias a Chihuahua y a situaciones de actualidad.
El infaltable enredo de los nombres y el cambio de personalidades desarrollado durante toda la trama, no dejó un momento de descanso para el público, que si bien no llenó a tope el Teatro de los Héroes, terminó agradeciendo de pie con una gran ovación.
Y es que lo que más disfruta el espectador es ver que los mismos actores se divierten mientras intentan recrear sus personajes, al reírse de los errores, al hacer chistes involuntarios y cuantas acciones se les ocurran.
Adriana Fonseca y Alexis Ayala complementan el elenco, para presentar la historia de un matrimonio a punto de romperse a pesar del amor, y por culpa tan sólo de la falta de comunicación, de imponer otras cosas antes que la felicidad compartida.
No se trató por supuesto, de una impresionante puesta en escena, con una sola escenografía y caracteres rayando casi en lo ridículo, "Divorciémonos mi amor" cumple con alejar a la gente, que puede pagar por ello, de su entorno social y cotidiano, y con darles, a las fans o a quienes así lo quisieran, la oportunidad de tomarse una fotografía con el galán, que no actor, Sebastián Rulli, claro, por una nada módica cantidad.
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