Chihuahua, Chihuahua.- El arzobispo Constancio Miranda Weckmann convocó a todos los católicos para poner su granito de arena y terminar con una sociedad herida por la violencia y acosada por la inseguridad, luego de asumir su cargo oficialmente ayer en esta capital.
"La crisis es sentida por todos", pronunció monseñor Miranda para luego sugerir la promoción de una globalización diferente, en la cual la solidaridad, la justicia y los derechos humanos tengan cabida, y convocó a todos para que juntos sean trasformadores de la realidad.
Contento por llegar a una tierra que está bañada con la sangre de los mártires, hizo alusión a San Pedro de Jesús Maldonado, quien en todo momento defendió la Eucaristía, que dijo es el corazón de la iglesia.
Los acojo en mi corazón, dijo a los feligreses y afirmó que cada uno de ellos puede ver en él un hermano, un padre y un amigo, "testigo es Dios de que los quiero", resaltó. En su primer discurso en Chihuahua, monseñor mencionó que es necesario trabajar juntos para lograr vivir la solidaridad a la cual se dificulta llegar por el individualismo al que jala el mundo, y citó esta solidaridad como la manera de llegar a ser una comunidad y se dirigió a los fieles y a todos los asistentes, para que juntos se busque el respeto, la vida y la paz.
Se refirió también al pueblo de Atlacomulco que estuvo representado por un grupo de fieles que viajó desde allá para acompañarlo, y les agradeció todo el apoyo y el cariño que le brindaron durante su estadía en aquella Diócesis.
Dentro de sus palabras en las que aprovechó para hacer mención de todos los obispos que lo acompañaron y en especial de los de la Provincia Eclesiástica de Chihuahua, se dijo lleno de alegría por la responsabilidad que le fue encomendada.
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