EL HERALDO
Consume incendio 3 mil hectáreas entre Balleza y Guachochi
Inútil labor de brigadistas ante la confl agración
METATITOS, Sierra Tarahumara de Chihuahua., (OEM).- Incontrolable, el incendio forestal en el corazón de la Sierra Tarahumara. El fuego ha arrasado más 3,000 hectáreas de bosque, devastando todo lo que encuentra a su paso y dejando un escenario de cenizas inmerso en una densa humareda blanca. La labor de los brigadistas y del Ejército es insuficiente, así como el agua que llega de otros municipios, mientras tanto continúa la incertidumbre de si llegará más apoyo de los gobiernos estatal y federal.
Hoy el bosque sólo tiene dos colores: el negro de lo calcinado y el blanco de la humareda y las cenizas; en su paso el fuego deja sólo penumbra cuando el reloj marca las 12 del medio día y los rayos del sol logran atravesar por completo la nube de humo.
Protección Civil y Seguridad Pública e Guachochi impiden el paso a la zona de alto riesgo y resguardan el lugar como si todavía hubiera algo que rescatar. El radio trasmisor del director, encargado de las maniobras, no deja sonar; los celulares no tienen señal, hay mucho por hacer, unas 200 personas intentan rodear los más de 30 kilómetros de fuego resultando inútil su labor, ante la rápida avanzada de las llamadas.
El lente de El Sol de Parral logró burlar la seguridad y llegar hasta la zona donde las llamas están en su máximo esplendor, acercándonos solamente a unos 500 metros de distancia. El humo y lo caliente de la tierra hacen imposible seguir avanzando en el bosque.
El viento es el peor enemigo, no hay una trayectoria definida, el fuego en instantes avanza en un solo rumbo, sin embargo el cambio de sentido ocasiona que se intensifiquen las llamas mientras arrasa todo en instantes.
Si bien las causas inmediatas que dan lugar al incendio pueden ser muy variadas, desde fenómenos naturales hasta negligencia humana, según los especialistas de manera natural el calor solar provoca deshidratación en las plantas, que recuperan el agua perdida del sustrato. No obstante, cuando la humedad del terreno desciende a un nivel inferior al 30%, las plantas son incapaces de obtener agua del suelo, con lo que se van secando poco a poco. Este proceso provoca la emisión a la atmósfera de etileno, un compuesto químico presente en la vegetación y altamente combustible.
Tiene lugar entonces un doble fenómeno: tanto las plantas como el aire que las rodea se vuelven fácilmente inflamables, con lo que el riesgo de incendio se multiplica. Y si a estas condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados, la posibilidad de que una simple chispa provoque un incendio se vuelven significativa. En la gran mayoría de los casos no son causas naturales -como pudieran ser la caída de rayos o el rozamiento de piedras movidas por el viento- las que provocan el fuego, sino la acción humana, ya sea de manera directa o indirecta. Así, en unos casos se trata de accidentes o de negligencia como hogueras mal apagadas, cigarrillos, basura o el conocido efecto lupa que genera el sol con los desechos de vidrio.
Desde lo alto de una meseta, se alcanzan apreciar las miles de hectáreas destruidas y las cunetas parecen enormes cráteres humeantes, dejando a la vista un panorama aún más desolador.
Algunos brigadistas afirman que el intenso calor acabó también con la fauna y que el daño es irreversible, pasarán muchos años en que de nueva cuenta la naturaleza cobre su esplendor en las más de 3 mil hectáreas que ya van devastadas.
El crujido de las ramas cuando se extinguen es el último lamento de la flora, durante todo el día circulan pipas con agua que ante la magnitud del siniestro parecen una pequeña gota en un volcán.
En esta región de la Sierra Tarahumara, ubicada a 30 kilómetros de Guachochi y a 50 de Balleza, hasta ayer las labores de sofocación eran insuficientes y la incertidumbre de si llegará más apoyo de las instancias estatales y federales continúa latente; cada segundo pasa más y más bosque sigue muriendo y con ello también la fauna.
Inútil labor de brigadistas ante la confl agración
METATITOS, Sierra Tarahumara de Chihuahua., (OEM).- Incontrolable, el incendio forestal en el corazón de la Sierra Tarahumara. El fuego ha arrasado más 3,000 hectáreas de bosque, devastando todo lo que encuentra a su paso y dejando un escenario de cenizas inmerso en una densa humareda blanca. La labor de los brigadistas y del Ejército es insuficiente, así como el agua que llega de otros municipios, mientras tanto continúa la incertidumbre de si llegará más apoyo de los gobiernos estatal y federal.
Hoy el bosque sólo tiene dos colores: el negro de lo calcinado y el blanco de la humareda y las cenizas; en su paso el fuego deja sólo penumbra cuando el reloj marca las 12 del medio día y los rayos del sol logran atravesar por completo la nube de humo.
Protección Civil y Seguridad Pública e Guachochi impiden el paso a la zona de alto riesgo y resguardan el lugar como si todavía hubiera algo que rescatar. El radio trasmisor del director, encargado de las maniobras, no deja sonar; los celulares no tienen señal, hay mucho por hacer, unas 200 personas intentan rodear los más de 30 kilómetros de fuego resultando inútil su labor, ante la rápida avanzada de las llamadas.
El lente de El Sol de Parral logró burlar la seguridad y llegar hasta la zona donde las llamas están en su máximo esplendor, acercándonos solamente a unos 500 metros de distancia. El humo y lo caliente de la tierra hacen imposible seguir avanzando en el bosque.
El viento es el peor enemigo, no hay una trayectoria definida, el fuego en instantes avanza en un solo rumbo, sin embargo el cambio de sentido ocasiona que se intensifiquen las llamas mientras arrasa todo en instantes.
Si bien las causas inmediatas que dan lugar al incendio pueden ser muy variadas, desde fenómenos naturales hasta negligencia humana, según los especialistas de manera natural el calor solar provoca deshidratación en las plantas, que recuperan el agua perdida del sustrato. No obstante, cuando la humedad del terreno desciende a un nivel inferior al 30%, las plantas son incapaces de obtener agua del suelo, con lo que se van secando poco a poco. Este proceso provoca la emisión a la atmósfera de etileno, un compuesto químico presente en la vegetación y altamente combustible.
Tiene lugar entonces un doble fenómeno: tanto las plantas como el aire que las rodea se vuelven fácilmente inflamables, con lo que el riesgo de incendio se multiplica. Y si a estas condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados, la posibilidad de que una simple chispa provoque un incendio se vuelven significativa. En la gran mayoría de los casos no son causas naturales -como pudieran ser la caída de rayos o el rozamiento de piedras movidas por el viento- las que provocan el fuego, sino la acción humana, ya sea de manera directa o indirecta. Así, en unos casos se trata de accidentes o de negligencia como hogueras mal apagadas, cigarrillos, basura o el conocido efecto lupa que genera el sol con los desechos de vidrio.
Desde lo alto de una meseta, se alcanzan apreciar las miles de hectáreas destruidas y las cunetas parecen enormes cráteres humeantes, dejando a la vista un panorama aún más desolador.
Algunos brigadistas afirman que el intenso calor acabó también con la fauna y que el daño es irreversible, pasarán muchos años en que de nueva cuenta la naturaleza cobre su esplendor en las más de 3 mil hectáreas que ya van devastadas.
El crujido de las ramas cuando se extinguen es el último lamento de la flora, durante todo el día circulan pipas con agua que ante la magnitud del siniestro parecen una pequeña gota en un volcán.
En esta región de la Sierra Tarahumara, ubicada a 30 kilómetros de Guachochi y a 50 de Balleza, hasta ayer las labores de sofocación eran insuficientes y la incertidumbre de si llegará más apoyo de las instancias estatales y federales continúa latente; cada segundo pasa más y más bosque sigue muriendo y con ello también la fauna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario