EL HERALDO
ANÁHUAC, Cuauhtémoc.- La planta tratadora de aguas residuales, obra inaugurada desde finales del 2010 con una inversión de 7 millones 668 mil pesos, además de medio millón más en reparaciones, hasta hoy permanece como un elefante blanco y como fuente de contaminación, ya que sólo pudo ser utilizada por tres meses debido a que presenta defectos estructurales y filtraciones que podrían obligar a que la laguna de oxidación tenga que ser reconstruida.
La obra fue construida con la finalidad de brindar salubridad a los habitantes de la zona sureste de este seccional y también para beneficiar a la ecología, ya que las aguas negras estaban prácticamente a la puerta de los habitantes de esa zona, situación que se mantiene hasta hoy.
La laguna de oxidación de más longitud, es decir la última de las tres que componen la planta, debería servir como filtro principal para eliminar residuos contaminantes, pero ésta muestra un levantamiento en la pared principal, ya que al parecer fue mal compactado el suelo y presenta hundimientos que hacen de la infraestructura un riesgo para los campesinos que tienen sus tierras a unos cuantos metros de este lugar, justo a dónde irían a parar los millones de litros de agua de la planta.
Durante los primeros días de operación la obra permitió que el agua contaminada fuera reducida en sus niveles de peligrosidad hasta lograr hacerla apta para el riego, por lo que pudo ser inyectada directamente a la laguna de Bustillos, sin embargo en un breve tiempo se observó que la cubierta de cemento "se inflamaba", es decir, formaba una burbuja gigante que posteriormente derivó en la afectación estructural de la pared principal.
La planta tratadora fue construida en las faldas de un pequeño cerro, por lo que evidentemente la parte exterior debió contar con la infraestructura suficiente para contener la mayor presión que provocan los miles de metros cúbicos de líquido que alberga, sin embargo esto no fue así, y en un corto tiempo quedó inservible.
Esta construcción debería contar con diferentes etapas para cumplir su objetivo: Primero su ciclo inicia con las descargas de los drenajes de los hogares, industrias, etcétera, mismas que por gravedad descienden hasta un cárcamo a un costado del centro poblacional, que tras filtrar algunos sólidos pasan al área de bombeo que lleva el líquido hasta la primera de las tres lagunas de oxidación a través de tubos de aproximadamente 20 pulgadas.
Luego, al alcanzar cierto nivel, pasa al siguiente, donde se vaporiza; posteriormente debería ser contenida en la tercera laguna, donde mediante algunas plantas se produce una filtración que permite alcanzar niveles de tratamiento adecuados.
Después el líquido tratado pasaría al área de bombeo rumbo a la laguna de Bustillos ya con una calidad que no afectaría a la flora, fauna, suelo, aire, etcétera.
Sin embargo, hoy sólo las dos primeras secciones permanecen en condiciones de ser utilizadas, pero al no estar completo el circuito ha provocado que decenas de animales silvestres, como zorrillos, coyotes y hasta perros queden atrapados al no poder trepar la membrana de hule negro que impide que el agua permee, provocando un caldo de contaminación que despide fétidos olores a gran distancia.
Ahora la Junta Central de Agua y Saneamiento deberá hacer valer la garantía ante la empresa constructora que evidentemente realizó un mal trabajo y que indirectamente está afectando a la ecología y a los habitantes de este lugar.
La obra fue construida con la finalidad de brindar salubridad a los habitantes de la zona sureste de este seccional y también para beneficiar a la ecología, ya que las aguas negras estaban prácticamente a la puerta de los habitantes de esa zona, situación que se mantiene hasta hoy.
La laguna de oxidación de más longitud, es decir la última de las tres que componen la planta, debería servir como filtro principal para eliminar residuos contaminantes, pero ésta muestra un levantamiento en la pared principal, ya que al parecer fue mal compactado el suelo y presenta hundimientos que hacen de la infraestructura un riesgo para los campesinos que tienen sus tierras a unos cuantos metros de este lugar, justo a dónde irían a parar los millones de litros de agua de la planta.
Durante los primeros días de operación la obra permitió que el agua contaminada fuera reducida en sus niveles de peligrosidad hasta lograr hacerla apta para el riego, por lo que pudo ser inyectada directamente a la laguna de Bustillos, sin embargo en un breve tiempo se observó que la cubierta de cemento "se inflamaba", es decir, formaba una burbuja gigante que posteriormente derivó en la afectación estructural de la pared principal.
La planta tratadora fue construida en las faldas de un pequeño cerro, por lo que evidentemente la parte exterior debió contar con la infraestructura suficiente para contener la mayor presión que provocan los miles de metros cúbicos de líquido que alberga, sin embargo esto no fue así, y en un corto tiempo quedó inservible.
Esta construcción debería contar con diferentes etapas para cumplir su objetivo: Primero su ciclo inicia con las descargas de los drenajes de los hogares, industrias, etcétera, mismas que por gravedad descienden hasta un cárcamo a un costado del centro poblacional, que tras filtrar algunos sólidos pasan al área de bombeo que lleva el líquido hasta la primera de las tres lagunas de oxidación a través de tubos de aproximadamente 20 pulgadas.
Luego, al alcanzar cierto nivel, pasa al siguiente, donde se vaporiza; posteriormente debería ser contenida en la tercera laguna, donde mediante algunas plantas se produce una filtración que permite alcanzar niveles de tratamiento adecuados.
Después el líquido tratado pasaría al área de bombeo rumbo a la laguna de Bustillos ya con una calidad que no afectaría a la flora, fauna, suelo, aire, etcétera.
Sin embargo, hoy sólo las dos primeras secciones permanecen en condiciones de ser utilizadas, pero al no estar completo el circuito ha provocado que decenas de animales silvestres, como zorrillos, coyotes y hasta perros queden atrapados al no poder trepar la membrana de hule negro que impide que el agua permee, provocando un caldo de contaminación que despide fétidos olores a gran distancia.
Ahora la Junta Central de Agua y Saneamiento deberá hacer valer la garantía ante la empresa constructora que evidentemente realizó un mal trabajo y que indirectamente está afectando a la ecología y a los habitantes de este lugar.
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