EL HERALDO
CD. JUÁREZ, Chih.- El teniente coronel Julián Leyzaola Pérez es categórico: "las políticas de seguridad las llevo yo, por ser el secretario de Seguridad Pública. El que controla las policías, controla el poder, controla todo..."
Es la expresión de un funcionario público acostumbrado a usar el "yo" en los diálogos cotidianos. En el terreno del cuestionamiento, acepta haber matado, pero se niega a dar el número de muertes, sólo dice que "son algunas muertes".
No habla como militar de 35 años de carrera, sino como un comandante de las fuerzas civiles que tiene un plazo, el mes de junio del 2012, para que la policía empiece a mostrar otro rostro:
"Doy de plazo el mes de junio, porque para esa fecha la ciudad va a estar totalmente sectorizada. A partir de ese mes, el delincuente que ataque a un policía se va a enfrentar con toda la fuerza de una corporación".
En entrevista, el jefe policiaco de Ciudad Juárez hace otra revelación importante: el presidente municipal -se refiere a Héctor Murguía- me dio una facultad que es exclusiva de él, "efectuar juicios sumarísimos, donde yo puedo cesar a un policía".
Y va más allá. Confiesa que vino a romper el equilibrio, no entre los grupos de narcos, sino entre autoridades y los narcos. Porque era un equilibrio muy tenue. Vine a romper el equilibrio donde el narco se posesionó de la sociedad. Secuestró una sociedad.
La autoridad es la responsable de devolver el verdadero estatus que debe de tener un delincuente: ser un marginado social.
Añade:
Y no confundirse con los ciudadanos honestos, ¡no!, siempre he dicho que un delincuente, una persona de éstas, no puede asistir a las fiestas de los niños, no puede asistir a los Comités Vecinales de Padres de Familia, no puede ser aceptado en sociedad, como una persona honorable de una sociedad. ¿Por qué?, ya está señalado de que es un delincuente, y tenemos que hacerlo sentir un delincuente. Porque, insisto, el delincuente no se cree delincuente, se cree empresario.
Entonces tenemos que devolverlo nuevamente, no sólo al estatus social, sino el estatus mental del delincuente. De que se sienta delincuente, de que se sienta marginado.
E insiste en los adjetivos, tenemos que mandar a esos delincuentes a las cloacas, que se sientan marginados
Ese acuerdo que existía delincuente-autoridad. Un pacto de no agresión, llego yo, y rompo esa esfera y empiezo a combatir directo al delincuente, sin distinción.
Hay quien me dice: nada más le pegas a la "Línea" y no le pegas al "Chapito", y no les pegas a éstos. Yo le pego al que se deje, o al que esté, lacerando más a la población.
En este caso, La Línea, era el grupo más activo, más agresivo, más violento. Pues lógicamente le tendré que pegar a La Línea. Quien me está matando policías son ellos, pues les tengo que responder a ellos. Ni modo que yo diga, ya agarré ayer uno de Los Aztecas, pues ahora voy por otro. Yo voy a agarrar al que se deje agarrar. Me dicen cuánto tiempo va a durar esto, el tiempo que quieran los señores porque yo no voy a entrar en ningún contubernio con ellos.
-¿Usted tiene miedo?
Sí
-¿Conoce el miedo?
Sí, mucho, la he visto muy de cerca.
¿QUIÉN ES LEYZAOLA?
Sin ser un mesías moderno, la historia de la seguridad pública de Juárez se dividirá entre el "antes y el después" del teniente coronel Julián Leyzaola Pérez, actual secretario de Seguridad Pública Municipal.
El espigado jefe de la Policía en Juárez aceptó la primera entrevista "amplia" a un medio informativo impreso. Duró tres horas.
Visitó las legendarias instalaciones del periódico El Mexicano, de la OEM y se sentó en una de las pesadas sillas forradas de cuero de la sala de Consejo, que ha albergado a decenas de empresarios, periodistas destacados, catedráticos, alcaldes de ambos lados de la frontera, políticos de alto nivel, desde presidentes de la República hasta diputados y senadores.
Tomó café y un vaso de leche, comió burritos de Tony, el del Borunda y permitió que se dialogara con él de asuntos íntimos, de su vida privada; hizo un diagnóstico amplio de la ciudad que intenta aplacar, después de tres años de ser considerada como "la más peligrosa del mundo".
¿Qué tiene de especial este hombre de 1.72 metros, setenta y tantos kilogramos, de 52 años (los cumple el 27 de febrero) y con un sueldo de 110 mil pesos mensuales (gana más que el alcalde)?
A primera vista es un hombre ordinario, pero habla con un filósofo de la seguridad pública. El jefe policiaco confiesa que se encierra en su cuarto a tocar la Guitar Hero o Guitar Metallica, frente a un televisor, "soy muy bueno para jugar con ese aparatito", presume.
Se refiere a los juegos interactivos, ahora inalámbricos, que requieren de más destreza que técnica.
Los domingos juega frontón en la región militar y "no hay quién me gane", vuelve a presumir. Su compañero de juego o de raqueta, es el general de la plaza. Son imparables frente a los "aferrados" militares que cada domingo tienen que pagar la barbacoa al teniente y al general, "no como una apuesta", sino como una cortesía... el que pierde paga, porque al teniente no le gusta apostar.
Los interminables juegos concluyen a las 3 de la tarde. Se refiere a un domingo tradicional, donde no hay persecuciones, asaltos violentos y ejecutados.
Ese hombre de manos finas, reconoce la difícil situación que se vive en Ciudad Juárez... y el país. Paradójico, viene a darnos protección a los juarenses pero no se la garantiza a su familia, a la que tuvo que sacar del país y enviarla a Estados Unidos. La estancia familiar en algún lugar de la unión americana, se está agotando el salario del teniente. Confiesa que el pago de los viles (facturas), es alto cuando se tiene que pagar casa, universidad, comida y recibos.
-¿Usted es rico?
No, contesta inmediatamente.
A los asesinos los compara con perros y cree que deben de estar en el panteón... o en la penitenciaría, rectifica (pero ironiza para que no se le cuestione la respuesta, que es drástica).
"Las gentes que yo he detenido en Ciudad Juárez no son madres de la caridad. Son asesinos, crueles, cobardes. Y no van a titubear y te van a poner un plomazo en la cabeza".
Las disculpas públicas no son un buen camino, aunque haya equivocaciones, refiere el hombre que asistió a la cita en El Mexicano puntualmente. Llegó 10 minutos antes. Vestía el uniforme táctico, el negro, sus respectivas botas tipo comando policial.
Las disculpas se tienen que dar en lo particular, en lo privado. No puedo hacerlo en público, porque se convierte en una debilidad. La gente tiene que ver siempre a un jefe de policía fuerte, al que le pueda tener la confianza.
Para tranquilidad de los juarenses advierte que "no quiere una policía golpeadora, el futuro de la policía no es ese y acepta -no como disculpa, sino como aclaración- que hay situaciones que se tienen que corregir. Me queda bien claro que hay oficiales que no están actuando dentro de los lineamentos institucionales".
Llega el momento de la agresión física y detenciones que han efectuado los agentes de la Policía Municipal en contra de reporteros de Ciudad Juárez.
El Jefe Leyzaola revela que muchos de esos roces se estaban haciendo con mala intención.
Ahora hay una advertencia:
"El que vuelva a tener un roce con un reportero, se las va tener que ver directamente conmigo, porque siento que lo están haciendo con intención".
El Secretario oferta su sinceridad y la expone públicamente. Se le ha preguntado por las decenas de personas que son presentadas ante los medios de comunicación con visibles huellas de tortura en la cara y en el cuerpo.
Se sincera:
"Te voy a decir la verdad, es muy difícil contener a un grupo de policías, cuando detienen a uno que está asesinando gente. Es muy difícil contenerlo".
En ese camino de revelaciones el jefe de la Policía en Juárez. Ha habido ocasiones en que he tenido que salvaguardar a los delincuentes de los agentes enardecidos, porque la verdad, cuando llego al lugar de los hechos "los están golpeando..."
-¿Se informa usted a través de los medios informativos locales, lee periódicos...?
Por la manera en que manejan las noticias prefiero no hacerlo, porque muchas veces es un golpe moral muy fuerte, yo evito ver noticieros, porque me desanimo o me enervo, porque las cosas nunca son presentadas como sucedieron.
-¿Siente que hay manipulación periodística o...? (Interrumpe la pregunta)
"No, no, no, voltean la situación. Yo creo que la información se debe de manejar de forma objetiva, hablen bien o mal, pero hablen de forma objetiva.
-De hecho en Tijuana tuvo ese problema, todavía están por ahí en unas páginas de Internet que hablan de los conflictos que usted tenía con los medios de comunicación.
"No con todos los medios, era con Televisa, era un golpeador muy fuerte del gobierno municipal, y por conducto mío golpeaban al presidente. Esa era la intención. Quién sabe qué broncas se traían, creo que un candidato que era locutor precisamente de Televisa, de noticieros de Televisa fue candidato opositor del presidente municipal, y no sé qué cosa le sacaron en un momento por ahí. Le esculcaron muy abajo y le encontraron algo y fue el enemigo acérrimo del presidente municipal los tres años. Asuntos que él se generó y que me golpearon directamente a mí, si en ese tiempo el problema principal era el de la seguridad, era la manera de golpear directamente al gobierno, pero... Ese fue el problema que hubo con el medio de comunicación, no con los medios. Porque yo con todos los demás medios tengo una excelente relación, excelente.
-¿Y en verdad no lee nada?
Aquí el que me da la información es Adrián (se refiere a su jefe de Comunicación Social) me dice qué notas me recomienda. La moción le causa una risotada.
Leo cuando son notas muy objetivas, cuando orientan. La realidad es que de la lectura, o de esos puntos de vista, yo me nutro para poder reorientar alguna sección de la policía. Por ejemplo, cuando llegó el momento en el que la policía estaba exagerando en sus funciones, haciendo cosas que no debía, yo lo leí, luego tuvimos una reunión con los medios (de comunicación) y la realidad es que yo tomé acciones muy estrictas al interior de la Policía. Desde esa reunión que tuvimos con los medios de comunicación, a la fecha he corrido más de 60 policías.
-¿Por qué?
Porque considero que lo hacían con intención. Porque son policías que estaban muy dados a la corrupción, y como el proceso de depuración es un proceso lento, si nos apegamos a lo que establece estrictamente lo que es la normatividad para poder separar a un policía de la corporación, es un proceso larguísimo que le da cierta protección al Policía. Tenemos que si a un policía yo lo agarro robando, o lo agarro porque le quitó dinero a alguien, haciendo cosas indebidas e inicio contra él un proceso administrativo para separarlo de la Policía, yo me tardo 8 meses.
Ahora se corre el riesgo de que al término del proceso le tenga que pagar los sueldos caídos, todo lo que corresponde al tiempo que estuvo fuera de la Policía, sea lo que sea, si fue positivo o negativo.
Y si me gana en el proceso, aparte, le tengo que dar no se qué tantas cosas más. Es terrible, al grado que siento que el policía se burla de la normatividad, de la estructura policiaca. Se burla porque, además, se vuelve un (mal) ejemplo para el resto de los policías.
Es difícil ganarle a un policía. Ganarle porque en la Comisión Disciplinaria, la persona (el afectado) por miedo, porque ya se fue, porque iba de paso, no ratifica su querella y el policía queda totalmente deslindado de la responsabilidad, y además le tengo que cubrir todos sus emolumentos.
¿Qué es lo que hago yo? Afortunadamente el presidente me dio una facultad, que es exclusiva de él, efectuar juicios sumarísimos, donde yo puedo cesar a un policía.
-¿Por pérdida de confianza?
Por pérdida de confianza. Yo también, para no cometer injusticias, cuando hay alguna queja, le hablo a la persona que se está quejando, platico con ella, que me explique la situación, si yo encuentro coherencia e indignación en la persona, en cuanto el quejoso sale, mando traer al oficial para cesarlo inmediatamente.
No es lo mismo un proceso de renuncia que un proceso de cese, el oficial que es cesado, queda proscrito de cualquier corporación policiaca, jamás puede ocupar un puesto de servidor público, por lo menos en Seguridad Pública.
Ahora la Policía ya entiende más que antes. Se les dice: "no toques a la gente". Los infractores, que por su apariencia los detenían y que se los llevaban, ahora son respetados. A diario, cada vez que se montan de turno, los citamos media hora previa y le damos lectura a los protocolos de atención ciudadana, para aprender a diferenciar lo que es un ciudadano y lo que es un delincuente. Todo eso se los estamos diciendo, les estamos avisando cómo deben de tratar a un ciudadano. No pueden tener alegato después, y que digan que no les avisé, si a pesar de lo que les estoy diciendo, tratan de actuar con su criterio, y no con el criterio institucional, entonces se van a enfrentar a un proceso directamente conmigo.
En el caso de los reporteros ¿qué recomiendo? Les digo: ustedes tienen su línea de protección y un reportero brinca la línea, vayan, háganle saber que está invadiendo una zona de resguardo para la autoridad pericial, si el reportero a pesar de esa información insiste en quedarse en una zona que es totalmente restringida, lo que yo estoy recomendando es graben a ese reportero, grábenlo con su teléfono, porque por esa intención del reportero voy a presentar una querella penal ante la Fiscalía, por invadir una zona restringida, pero no quiero que haya ese choque.