viernes, 9 de julio de 2010

Se duplica número de aspirantes al sacerdocio


Unos 150 jóvenes que buscan confirmar el llamado de Dios fueron inscritos en el preseminario de Chihuahua, de los que 90, en un lapso de quince días, podrán discernir si son aptos para solicitar su admisión en el Seminario y buscar integrarse al sacerdocio.Esta cifra salió prácticamente de toda previsión por parte de los organizadores de este internado, toda vez que el promedio general anual de inscritos regularmente era de 60 para definir su etapa de admisión, en sus cifras más elevadas.

El preseminario inició el pasado 5 de julio y culminará el día 18 del mismo mes para quienes buscan su admisión, y para los de primer ciclo (adolescentes de entre 15 y 18 años) será simplemente de una semana.Para los noventa que se quedan en la ciudad deben tener finalizado su bachillerato, estudiar actualmente alguna carrera universitaria o incluso ya estar integrado a la vida económicamente activa como profesionistas en algún ámbito de la sociedad y son quienes pueden solicitar su admisión.Para el padre Daniel Portillo el preseminario se trata de una experiencia profunda, porque tiene íntegramente elementos que le ayudan al joven a discernir su vocación en el aspecto psicológico, con un acompañamiento íntegro, como es el diálogo con un formador, un seminarista o entre ellos mismos con la formación de equipos; es una experiencia que se acompaña mutuamente para ver la vocación de cada muchacho".


Cada horario que tienen en su actividad diaria es distinto, pero se trata de actividades que todo joven de este tiempo debiera realizar, desde los ámbitos humanos, como es la cuestión del deporte, la convivencia, las fiestas, que son parte de la vida diaria de cualquier joven, durante la primera semana.También el aspecto espiritual, la meditación doctrinal, con charlas donde convivan entre ellos, donde se les enseñen algunas situaciones con sacerdotes panelistas; están el aspecto doctrinal y el vocacional, donde nos ayudan con ciertos momentos ciertamente vocacionales para discernir si el sacerdocio es su vocación o no.La segunda semana es más intensa, pues en esta etapa los aspirantes a seminaristas redactan una carta de solicitud para ingresar; luego los sacerdotes y seminaristas que trabajan como formadores hacen un discernimiento para determinar si quien pidió la admisión tiene las aptitudes para serlo."No es nomás decir que quieren serlo porque hay quienes están imposibilitados para serlo, por eso se busca conjugar varios elementos para ver donde se manifiesta la voluntad de Dios con ellos", dijo el Padre Portillo.Dijo desconocer el porcentaje que llegue a quedarse para iniciar con el seminario, que comprende un internado de ocho años, pero celebró el hecho de que en esta ocasión hayan tenido una sobresaturación.

Muchos de los adolescentes que acudieron a la primer etapa a sus quince años volvieron para formar parte del grupo de preseminaristas, pero muchos más llegan para ver si es el sacerdocio su verdadera vocación; "previo a esto se hizo una selección, pues hay muchos que fueron rechazados para esta experiencia y en estos momentos habría más de cien candidatos", añadió.Enfatizó que particularmente en este grupo de jóvenes encontró una gran diferencia a la generación de hacer tres años; "en ellos descubrimos en ellos mucha generosidad con Dios, hemos visto situaciones diferentes con que no nos habíamos topado, como es su disposición para la oración; eso llamó mucho la atención, porque generalmente no concebimos al joven como orante y los de ahora tienen una capacidad nata para orar".Expresó Portillo que no influye la realidad que se vive cotidianamente en el exterior (violencia, materialismo, demérito al sacerdocio), pues siempre la bondad será más determinante que la maldad, y los preseminaristas que llegan de diferentes ámbitos sociales y económicos son la verdadera riqueza; "hay una bondad interna en la persona que lo hace ir hacia su necesidad más urgente que es Dios", apuntó.

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