DIARIO.COM
La Secretaría de Seguridad Pública Estatal rindió un homenaje a Guadalupe Villa, hija del general Pancho Villa, quien durante toda su vida ha sido una incansable defensora de que se reconozcan los derechos de los veteranos de la Revolución.
Ante medio centenar de cadetes de la Escuela Estatal de Policía, Lupita con asombrosa lucidez y gran sentido del humor relató anécdotas de su infancia, y hasta recitó completa una poesía que su padre le enseñó cuando niña.
“Gracias por venir a ver a esta vieja, a mis 95 años apenas puedo oír, pero me siento como un pavo real de que ustedes se acuerden todavía de ese valiente, de ese hombre al que le debemos tener escuelas y hospitales”, dijo a los jóvenes estudiantes de la carrera policial.
Nacida el 12 de diciembre de 1915, Guadalupe Romero, su verdadero nombre, platicó entre risas la historia de cómo Pancho Villa se salvó de ser asesinado en la Ciudad de México al escapar de una cárcel disfrazado de médico, auxiliado por su gran amigo el doctor Villalobos, quien le facilitó el atuendo de galeno.
De igual forma recordó “el milagro” que le concedió el Santo Niño de Atocha al aguerrido revolucionario. Según su historia, a Villa lo hirieron en la sierra, por lo que sus hombres lo llevaron hasta un paraje conocido como Piedra de Bola, ahí le dijeron que le cortarían la pierna.
En un momento que se quedó solo el general tomó su pistola para darse un tiro, ya que pensaba que lisiado no sería útil a la causa. Justo cuando se iba a disparar oyó que un niño le gritó “Doroteo ¿qué estás haciendo?”. Ese pequeño lo convenció de que no se matara y comenzó a “sobarlo”.
Para cuando regresaron los soldados el general ya se había recuperado. El niño se quedó con ellos, pero empezó a llorar, así que Villa le dio un anillo para que se pusiera a jugar.
“Meses después mi padre fue a Zacatecas a la Iglesia del Santo Niño de Atocha a darle gracias, porque le tenía mucha fe, cuál fue su sorpresa al ver que la imagen del Niño tenía puesto su anillo”, describió la mujer.
“Eso fue un milagro, ¿ustedes creen que haya pasado?, yo sí lo creo, lo creo porque me lo contó el general y me juró que era cierto”, dijo Lupita a los cadetes.
El director de la Escuela Estatal de Policía, Eduardo Medrano Flores, y dos cadetes descendientes de revolucionarios le entregaron una placa conmemorativa a doña Guadalupe.
“Vean a un ejemplo de vivo de honestidad, a una guía moral”, dijo el funcionario a los presentes.
Sobrevive con pensión de 900 pesos al mes
Luego de recibir su homenaje, en el que participaron la Escolta y Banda de Guerra de la V Zona Militar, Lupita Villa platicó brevemente con la prensa, ante la que expuso la pobreza extrema en la que vive.
Relató que el Gobierno del Estado le otorga una pensión de 900 pesos al mes, los cuales le resultan totalmente insuficientes.
Recordó que desde la administración de Francisco Barrio, quien le otorgó la pensión, ningún otro mandatario le ha concedido prestaciones o servicios.
Incluso, reveló, el servicio médico que recibe en el Hospital Regional de Delicias, ciudad en la que vive actualmente, la tiene registrada en calidad de indigente.
Ante medio centenar de cadetes de la Escuela Estatal de Policía, Lupita con asombrosa lucidez y gran sentido del humor relató anécdotas de su infancia, y hasta recitó completa una poesía que su padre le enseñó cuando niña.
“Gracias por venir a ver a esta vieja, a mis 95 años apenas puedo oír, pero me siento como un pavo real de que ustedes se acuerden todavía de ese valiente, de ese hombre al que le debemos tener escuelas y hospitales”, dijo a los jóvenes estudiantes de la carrera policial.
Nacida el 12 de diciembre de 1915, Guadalupe Romero, su verdadero nombre, platicó entre risas la historia de cómo Pancho Villa se salvó de ser asesinado en la Ciudad de México al escapar de una cárcel disfrazado de médico, auxiliado por su gran amigo el doctor Villalobos, quien le facilitó el atuendo de galeno.
De igual forma recordó “el milagro” que le concedió el Santo Niño de Atocha al aguerrido revolucionario. Según su historia, a Villa lo hirieron en la sierra, por lo que sus hombres lo llevaron hasta un paraje conocido como Piedra de Bola, ahí le dijeron que le cortarían la pierna.
En un momento que se quedó solo el general tomó su pistola para darse un tiro, ya que pensaba que lisiado no sería útil a la causa. Justo cuando se iba a disparar oyó que un niño le gritó “Doroteo ¿qué estás haciendo?”. Ese pequeño lo convenció de que no se matara y comenzó a “sobarlo”.
Para cuando regresaron los soldados el general ya se había recuperado. El niño se quedó con ellos, pero empezó a llorar, así que Villa le dio un anillo para que se pusiera a jugar.
“Meses después mi padre fue a Zacatecas a la Iglesia del Santo Niño de Atocha a darle gracias, porque le tenía mucha fe, cuál fue su sorpresa al ver que la imagen del Niño tenía puesto su anillo”, describió la mujer.
“Eso fue un milagro, ¿ustedes creen que haya pasado?, yo sí lo creo, lo creo porque me lo contó el general y me juró que era cierto”, dijo Lupita a los cadetes.
El director de la Escuela Estatal de Policía, Eduardo Medrano Flores, y dos cadetes descendientes de revolucionarios le entregaron una placa conmemorativa a doña Guadalupe.
“Vean a un ejemplo de vivo de honestidad, a una guía moral”, dijo el funcionario a los presentes.
Sobrevive con pensión de 900 pesos al mes
Luego de recibir su homenaje, en el que participaron la Escolta y Banda de Guerra de la V Zona Militar, Lupita Villa platicó brevemente con la prensa, ante la que expuso la pobreza extrema en la que vive.
Relató que el Gobierno del Estado le otorga una pensión de 900 pesos al mes, los cuales le resultan totalmente insuficientes.
Recordó que desde la administración de Francisco Barrio, quien le otorgó la pensión, ningún otro mandatario le ha concedido prestaciones o servicios.
Incluso, reveló, el servicio médico que recibe en el Hospital Regional de Delicias, ciudad en la que vive actualmente, la tiene registrada en calidad de indigente.
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