lunes, 5 de diciembre de 2011

Participan miles de fieles en Peregrinación Guadalupana

DIAIRO.COM


Para miles de feligreses que ayer participaron en la Décimo Séptima Magna Peregrinación Guadalupana, ni las bajas temperaturas, el viento y ni la lluvia apagaron el fervor que sienten por la Virgen de Guadalupe.

Unos minutos antes de las 2 de la tarde, cuando estaban a la altura de la Plaza de Armas, comenzó la llovizna que luego se convirtió en lluvia; pese a ello los católicos siguieron su andar y esperaron su turno para ingresar a la Catedral y escuchar la palabra de Dios.

El fervor y el cariño que le tiene a la Guadalupana, motivó a la señora Malu Urrutia a caminar al frente del contingente de la Iglesia Jesús El Salvador, ubicada en Infonavit Casas Grandes.

“Esta marcha es como agradecimiento que tanto me ha dado”, dijo mientras sostenía junto con dos hombres más una lona que identificaba a la parroquia que representaban.

Dijo que el caminar de miles de personas deber servir para que el resto de los juarenses no pierdan la fe, de que Ciudad Juárez va a mejorar.

El perímetro que rodea a la Catedral fue cerrado por elementos de la Dirección de Tránsito para que los miles de fervorosos creyentes de la Virgen Morena circularan por las avenidas Vicente Guerrero, Francisco Villa y 16 de Septiembre, avenidas en las que ya eran esperados por cientos de espectadores.

Al inicio sólo fueron el frío y el viento, pero a pocos minutos de que el contingente puntero ingresara al atrio de la Catedral la lluvia comenzó, lo que motivó que se agilizara la marcha pero no que se dejara de danzar y cantar.

Organizadores de la Magna Peregrinación y voluntarios formaron una valla humana para conducir a los feligreses al Santuario, pero por momentos pareció que ya no cabían más personas en la Catedral, aún así cientos esperaron mientras soportaban la fría lluvia.

Los espectadores que observaban el evento a la orilla de las banquetas de la avenida 16 de Septiembre optaron por resguardarse bajo los pequeños tejabanes de los negocios en el sector, otros se protegieron con las enormes paredes de la Catedral, siempre sin perder de vista el espectáculo.

Aun y cuando la lluvia no cesaba y no avanzaba rápidamente la fila para ingresar al recinto religioso, los matachines no dejaron de danzar ante el constante sonido de los tambores. Inclusive unos optaron por seguir danzando pese a que ya no esperaban entrar.

De tal manera que desde pequeños de unos 5 años caracterizados como ‘brujos’, matachines y familias enteras soportaron la lluvia con tal de venerar a la Virgen de Guadalupe.

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